Políticas públicas y planes de lectura en familia
¿Es cierto que los niños y niñas no leen? ¿Ha mejorado la comprensión lectora en los últimos años? ¿Son más lectores los niños o sus padres? ¿Influye el entorno familiar en que los niños y niñas sean lectores frecuentes? ¿Es real la brecha en función de la renta económica?
Los expertos comentan sobre el hábito y fomento de la lectura en el hogar
Daniel Cassany, profesor de Análisis del Discurso en la Universitat Pompeu Fabra dice: «La familia en buena medida, regula, permite, fomenta, anima, lo que los chicos y las chicas leen fuera de la escuela y es muy importante.»
En el estudio «El papel de los padres en la competencia lectora de sobre hijos» realizado por dos investigadores españoles (Clavel, Mediavilla, 2019) queda demostrado que «el entusiasmo de los padres ayuda a la mejora en la competencia lectora de sobre hijos». Según los autores, son necesarias actividades y políticas educativas para reforzar el papel de las familias en el aprendizaje y hábito lector de los hijos.
Gemma Lluch, en un seminario para Fundación Bromera sobre Clubs de Lectura comentaba: «es importante que los ciudadanos hagan sentir su voz, para organizar sus ideas y demostrarlas».
En otra conferencia en Biblioteques de Barcelona Gemma Lluch también comentaba que está demostrado que «la lectura frecuente fuera del ámbito escolar, hace que avancen a sus colegas que no leen, en un año académico».
También hacia referencia al hecho que existen cursos, formaciones sobre lectura y talleres para mediadores escolares, libreros y bibliotecas pero no hay políticas de educar a las familias directamente, para que padres, abuelos y tutores aprendan a hacer selecciones de calidad, sobre lectura de imágenes y álbum ilustrado, sobre libros sin imágenes, sobre arte y literatura, orientados a la primera infancia, al grupo 3-6, a primeros lectores…
El Barómetro de Hábitos de Compra y Lectura 2020 analiza la lectura entre los niños y adolescentes. La lectura infantil se mantiene en valores muy elevados. En el 74,4% de los hogares con niños menores de seis años se lee a los niños (en 2019, era del 83,6%). El tiempo de lectura a la semana está en torno a las tres horas. A partir de los 15 años se reduce notablemente la proporción de lectores en tiempo libre.
Según datos del mismo barómetro (en 2018), en la mayoría de las ocasiones se recurre a recomendaciones de amigos y redes sociales para seleccionar lecturas (o decidir si la lectura es importante para la educación de sus hijos), por lo que en muchos casos no entran en contacto con estos mediadores especializados.
Según el informe PISA del 2020, las chicas tienen mejor comprensión lectora que los chicos pero en muchas comunidades autónomas españolas, la comprensión lectora está por debajo de la OCDE, los datos no son buenos. Según resultados a encuestas realizadas junto con las pruebas PISA, de los estudiantes adolescentes que mayoritariamente leen en casa, pertenecen a familias con un nivel cultural y económico medio o alto. Y por contra, los adolescentes que pertenecen a familias de nivel cultural bajo, cada vez leen menos.
España es uno de los países de la UE donde más se estanca la comprensión lectora entre los 15 y los 27 años, según un estudio realizado por la OECD. Factores como el abandono escolar temprano, jóvenes sin estudios ni trabajo o a la falta de formación en las empresas, lleva a los españoles a estancarse entre los 15 y 27 años en su habilidad para comprender textos.
Planes de lectura nacionales
Los expertos están de acuerdo en que es imprescindible tener un plan de lectura nacional:
- Que no sea cortoplacista, que superen las legislaturas. En España el Plan de Fomento de la Lectura va de 2021-2024 🙁
- La educación de las familias debería ser siempre uno de los ejes clave.
- Que sea inclusivo, con todos los grupos de edad, clases sociales y culturales.
Los grandes beneficiados de los plantes de lectura deberían ser la escuela y las familias. Si la lectura y la comprensión lectora es buena, los resultados escolares son mejores (de esto existe evidencia científica). La educación de las familias es un factor imprescindible para fomentar la lectura.
¿Y dónde están las políticas públicas?
Actualmente, en muchos países, las encuestas y políticas públicas de lecturas las hacen gremios de editores y esto es un problema, ya que hay claros intereses económicos.
Tal como comenta Gemma Lluch, las políticas de lectura deberían participar activamente fundaciones o administraciones, con motivación de llevar la lectura a todo tipo de lectores.
De momento es poco habitual encontrar guías, cursos y talleres para todos los tipos de familias en como explicar una historia, a elegir una buena lectura (ya sea en la biblioteca, en la librería o por Internet), a conocer los clásicos infantiles, a fomentar que los adultos reencuentren su tiempo y espacio para leer, enseñar a los adultos a leer un álbum ilustrado, a conversar sobre libros en casa, en acompañar a los hijos adolescentes con sus lecturas o acciones orientadas a los abuelos y abuelas para el fomento
Se hacen campañas muy genéricas, pero no van a públicos concretos. También se promueven en colaboración con gremios editoriales, pero no desde fundaciones sin ánimo de lucro. Esto puede ser una fuente de desigualdad porque, por diversos motivos, no todos los padres y madres tienen las mismas motivaciones, interés o le pueden dedicar el mismo tiempo a la educación del hábito lector.
Y aquí nos vamos encontrando una brecha que tiene que ser objeto en las políticas públicas. No se dedican recursos económicos para facilitar que estos conocimientos lleguen a todas las familias.
En resumen, esperamos ver avances importantes donde la educación de la familia esté en el centro de los planes de fomento de la lectura y de los recursos económicos invertidos, ya que el hábito de la lectura en casa de los aspectos más importantes para que un niño o niña se convierta en un adulto lector.